Lo primero que debemos hacer es la base, para ello, utilizaremos los siguientes ingredientes: mantequilla de cacahuete (que sea lo más natural posible), copos de avena, semillas de calabaza, dos cucharadas de coco rayado y un poquito del edulcorante que queramos. Una vez obtenido todo lo necesario nos pondremos manos a ello calentando la mantequilla de cacahuete para que se disuelva, mezclando todo y dejando la base sobre un un molde que posteriormente enfriaremos en la nevera para que coja el cuerpo.
El segundo y último paso es el relleno. Llegó el momento de la verdad: incluir el ingrediente estrella. Necesitamos un mango y seis cucharadas de queso batido 0%, que batiremos y a lo que añadiremos edulcorante al gusto para el dulzor. Se dejará reposar con cinco cucharadas de semilla de chía mientras por otra parte meteremos seis hojas de gelatina en agua caliente para después juntarlo con la mezcla anterior y dejarlo en la nevera hasta el día siguiente.
Y... ¡Voilà!