Historias de Boxeo (VI): Al Brown y Emile Griffith, campeones del mundo y víctimas de la homofobia

radioset.es 17/05/2018 13:04

Si para un enamorado no hay premio mayor que el ser correspondido, para un deportista no existe mayor felicidad que aquella que se consigue con cada triunfo. Pero, ¿qué hacer cuando triunfar no es suficiente? ¿Qué sucede cuando el sabor de la victoria y su fragancia son incapaces de empañar la atmósfera que envuelve a la figura de un boxeador por su condición sexual?

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El boxeo, ese deporte noble en valores y rico en seguidores alrededor del mundo, puede haber sido considerado como uno de los estandartes de la virilidad a lo largo de los tiempos. Boxea el hombre, el fuerte, el macho; y no tiene cabida en él golpear 'como una niña' o 'señorita' o ser un 'trucha'. Expresiones, insultos que no solo se ven el boxeo, pero que han cerrado las puertas durante años al colectivo LGTB.

De ello nos viene a hablar Jero García en sus 'Historias de Boxeo'. De 'Panamá' Al Brown y de Emile Griffith, dos boxeadores homosexuales que escondían su condición sexual en el interior de sus guantes. Ello, sin embargo, no les libraba de recibir insultos que el diccionario de la homofobia estaría encantado de recoger y que, por ello, cualquier persona con un mínimo de inteligencia no dudaría en repudiar.

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Al Brown, primer campeón del mundo latino, primer campeón del mundo que hablaba en nuestro idioma, era homosexual. Su carrera no estuvo exenta de insultos y de consideraciones desde que emigró a EEUU para convertirse en un profesional de prestigio, pese a contar sus combates por más alegrías que tristezas. También viajó a París, donde pudo dar rienda suelta a su amor con el escritor Jean Cocteau, que llegaría a ser su mánager. El francés llegó a decir sobre el púgil: "Lo que más me gusta en la vida es bañarme en el agua en el que se ha bañado Al Brown".

Emile Griffith, también campeón del mundo en cinco ocasiones, no logró que lo que era capaz de hacer sobre el ring dejase a un lado a su condición sexual. No, al menos, en lo que respectaba a aficionados y, sobre todo, rivales. No era de extrañar que Emile fuese insultado en los pesajes por sus rivales con su orientación sexual como objetivo principal de los insultos. Hay que matizar que el boxeador de las Islas Vírgenes estaba casado aunque, tiempo después, reconocería su bisexualidad.

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Esta polémica terminó, al igual que su carrera, el día en que Benny Paret se excedió en sus provocaciones en el pesaje llegando a realizarle tocamientos. Al día siguiente, el combate vivió uno de los finales más trágicos de la historia del boxeo. En un dramático último asalto, 28 golpes sin respuesta dejaron completamente desmayado a 'The Kid', nublando de su memoria para siempre los insultos y tocamientos que horas antes había realizado a Emile Griffith. El árbitro, lento a la hora de detener el combate, fue en buena parte responsable de que los ojos del rival de nuestro protagonista no se volviesen a abrir más.

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Transcurridos varios años, una vez desvelada abiertamente su condición sexual, Emile Griffith se refirió a este hecho dramático de su carrera asegurando que "he sido perdonado por matar un hombre, pero nunca he sido disculpado por amarlo".